Tres micro cuentos

 Anita Vicente.

Comisión n°5, Santiago Castellano.

Consigna; tres micro relatos de un sueño, última imagen del sueño, escribir una historia desde la primera persona a partir de la última imagen. Luego elegir un objeto que aparezca en el sueño y como desaparece misteriosamente, a partir de la sensación que produjo este sueño escribir un cuento de como el autor entra a otro lugar y siente la misma sensación.

Modalidad; Individual.

Texto de primera escritura.

Un adiós con recuerdos.

Estaba llorando, no de alegría, si no de tristeza porque lo que no pensé hasta ese momento que era real, lo era, mi amiga se iba del país. Estuve todo este tiempo pensando que esto no era verdad, tal vez esto sucedía porque en realidad no quería ver la realidad y prefería fingir que no iba a pasar.

Hasta que el día llego, su despedida, sentía tal vacío en el pecho que mis sensaciones eran inexplicables, ni si quiera me salían las palabras para decirle lo mucho que la quería y la iba a extrañar, ¿acaso esto también sería porque mi cabeza lo tomaba como una traición? Ella me iba a dejar aquí, sola y se iba a ir a cumplir sus sueños, no quería pensar eso pero tenía una mezcla de pensamientos que no podía controlar. Fue ahí cuando Maylen, mi amiga, se acercó a mí,  sin que yo se lo dijera sabía bien por lo que estaba pasando, solo me dio un abrazo y una bolsa con un objeto. En el momento no me pareció relevante abrirlo, solo trate de disfruta nuestro último abrazo.

Llegue a mi casa, subí corriendo a mi habitación, sentía mucha tristeza, y fue ahí cuando me acorde de aquel regalo que me había dado; lo abrí con mucha emoción  era un cuadro con nuestra foto favorita y un peluche de un gatito, ella me conocía muy bien. Lo coloque arriba de la repisa, me dormí mirándolo, abrazada al peluche.

 

Ausencia inesperada.

Era un día normal, había cursado todo el día, estaba muy cansada. Llegue a mi casa con miles de cosas para hacer pero solo quería acostarme, no tenía energías ni ganas de hacer nada, era de esos días en los que extrañaba más que nunca a mi familia y en especial a mi amiga, me dirigí a mi habitación donde solo quería abrazar a mi peluche, me sentía muy sola. Fue ahí cuando vi que este no estaba ¿Cómo podía ser?, si yo o había dejado en el mismo lugar de siempre, vivía sola, nadie podría a verlo quitado de su rincón. Lo busque incesantemente por todo el departamento, esta exhausta búsqueda fue sin éxito, no estaba, tampoco mi departamento era tan grande como para no encontrarlo. Se había esfumado de la tierra.

Me recosté en mi cama, tal vez más triste de lo que había llegado.

 

Recuerdos de la butaca 22.

Anita iba en camino a la casa de su novio, iban a ir al cine y luego a cenar, como lo hacían casi todos los fines de semana, a no ser que no les interese ninguna película. Iban a ver Blanca Nieves, ella muy emocionada, el no tanto, pero si ella era feliz el también. Compraron pochoclos y se dirigirán a la sala, les había tocado la numero seis, buscaron sus butacas, 22 y 23 y se pusieron cómodos.

Luego de haber pasado unos minutos de que esta había arrancado, fue ahí cuando Anita empezó a sentir un vacío en el pecho, una gran tristeza, como si algo malo le estaría pasando, como si algo le faltara,  salió corriendo de la sala, su novio, Valentín, sin entender nada salió caminando detrás de ella. Entro al baño y se lavó la cara, no entendía que le pasaba, que era lo que estaba sucediendo en ella, si hacía apenas unos minutos que estaba muy feliz y de pronto se sumergió en una tristeza y vacío inexplicable.

Después de pensar unos minutos de porque esta sensación rara se había apoderado de ella, entendió todo, el último plan que había tenido con su amiga Maylen había sido allí, antes de enterarse que no la vería mas.

Decidieron marcharse e ir por algo de comer, las palomitas quedaron a la espera en el vacío de la butaca.

 

 

 

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